Su producción se desarrolla en torno al dibujo, objetos e instalaciones. Desde el 2002 exhibe su trabajo en el MEC, Museo Genaro Pérez, 220, CACC, Sala Farina, Palacio Ferreyra, Casa Pepino, CCEC, Casa 13, Palais de Glace, FNA, bienales Gráficas ArteBA, CCEC, ArteBA y Periférica y en su propio estudio. Ha obtenido becas de Fundación Antorchas y del Fondo Nacional de las Artes para perfeccionamiento y producción. Paralelamente ha desarrollado identidad visual para las ciudades de La Rioja y Posadas, y para las provincias de Misiones, Mendoza, Catamarca, y Santa Fe, también para Anses y el Ministerio de Transporte de la Nación.
M _ _ _ _ A / reversión / metal, esmalte, charol, cemento, plastilina,neón / 280 x 65 x 5 cm / 2019 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 33 x 48 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Algodón atado con hilo, bordado, chupetines / 35 x 30 x 70 cm / 2018 |
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M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 66 x 144 cm / 2018 |
M _ _ _ _ A / Algodón, harmónica / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 |
M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 33 x 48 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 66 x 96 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 |
M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 66 x 96 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 66 x 96 cm / 2018 |
M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 132 x 48 cm / 2018 |
M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Pintura sobre pared, plastilina, cemento / 340 x 230 x 8 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 |
M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 96 x 66 cm / 2018 |
M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Eslmalte, tinta china y lápiz / 48 x 66 cm / 2018 | M _ _ _ _ A / Madera quemada, metal, cabello, peine de plástico, madera pintada, cintas, calcos / 100 x 150 x 3 cm / 2018 |
M _ _ _ _ A
Soy una niña salvaje
¿Habrá realmente un mañana?
¿Habrá una cosa semejante al día?
¿Podría verlo desde las montañas
si yo fuese tan alta como ellas?
Emily Dickinson
I
Estamos detrás de las ventanas, algunos duermen
otras merodean buscando herramientas y trastos
lloran, se avecina un aniversario, algo negro quizás
carente de imágenes, silencioso y enigmático.
Los vidrios de la casa están empañados, en la noche
los perros gimen, la música lejana de un baile retumba,
las sombras se alargan, en el letargo de una lámpara tenue.
La luna muestra sus agallas de madre nocturna, las estrellas
hijas dichosas, espían las calles y los huertos
cada fiesta y mi cama, el orden de las cosas en el mundo.
El aire es gigante, todos respiramos de su fuente invisible
gran pulmón ocular; atmósfera que responde por nuestro cuerpo
cuando nos asfixia la incertidumbre, el manojo
arbitrario de destinos que no se decide. El destino,
ese mismo, que jamás, vendrá por mí.
II
Mi rostro se refleja en los vidrios, sonrío
algunos recuerdos imploran mi alegría. La luna
tiene una mirada cambiante, va y viene entre muchas madres posibles,
ella tampoco puede decidirse
se empeña en transformarse, en cada ciclo, en cada noche.
De todas formas me acompaña, cuando camino me persigue,
si corro se apresura,
si el agua agita la marea blanda de mis pies de niña
ella los lava, con su blancura extraña de madre lejana.
III
La maternidad, la de las madres verdaderas, puede ser
un misterio, cuando deja de coincidir
con nuestra anatomía imaginaria:
la curva ovalada del abdomen que busca el útero
la mancha de sangre que se despliega entre nosotras
el cono de la visión intentando captar un paisaje familiar.
La maternidad de ella, en cambio, es un mapa de tela,
blando y acolchonado
una preciosa cartografía que insiste, en dibujar
un jardín o laberinto de flores silvestres
en la luna escurridiza.
IV
El deseo llega, posee, inunda; detrás de toda prisión
hay versiones y resonancias de un deber inconmensurable
y el deseo pequeño acurrucado en el cuerpo lástima.
Se abre paso y lo potencia todo: alegría o tristeza
según la marcha incierta de los astros, el deseo con su líquidos
y sentencias, el deseo con su temblor de orilla.
.
V
Con ella, la madre de los jardines imposibles, inventamos
un lenguaje, donde la posición de las palabras
obedece al tiempo de los sueños,
nos hemos engendrado mutuamente
y nada puede cambiar eso. Las nuevas palabras
de nuestro alfabeto se posan en la lengua, como pájaros en una rama,
y cantan alegres, hasta el cansancio.
VI
Aprendí, entre escaladas y tropezones, esquivando surcos y
sorteando piedras en el camino, que un lugar es
la disposición de mi cuerpo en la distancia y diagonales.
El horizonte tiene rayos en mis ojos y yo voy por ahí recorriendo
mi propia sangre; ella tiene senderos extraños,
combinaciones de muchas vidas posibles,
fracciones de mujeres y hombres, oficinas sin escapatoria,
desconocidos que no siempre entienden
mi canto mustio de pajarillo solitario.
VII
Una tarde, en la pradera sorprendente del reino del revés
perseguí un conejo blanco que regalaba chupetines y souvenires
toda clase de juguetes, corrí y me divertí, hasta dormirme
en la frontera de un gran montaña. Cuando desperté
estaba en otro sitio y así cada vez que me dormía,
una canción de cuna o sonajero extranjero, me adormecían
hasta el último aliento de mi cuerpo somnoliento.
VIII
Me gustaría despertar en aquel jardín, donde ambas
seamos mucho: luciérnagas y mariposas, enredaderas y raíces
nuestras caras y manos esparcidas por la tierra.
Puro amor, sin límites o forma, persiguiendo
nuestro conejo hasta la alegría.
IX
Cuando las cosas me miran pregunto, ellas entienden
petrificadas en su destino lo que él mío niega. Voy hacía rumbos
equivocados pero todos lo hacemos. Perdidos vivimos, sin embargo,
las ofrendas tienen sus propias respuestas, inmortales, sin sangre,
ni ojos, atienden al tesoro que las anima.
X
Mi espejo me divierte, hermoso y audaz, cuando me reflejo
se mueve ligero por varias caras conocidas, una coincide con
la mía, otras con la multitud que me habita. Pero hay un espejo
que late con mi corazón, sus espigas vidriadas pueden herir
pero siempre funciona al compás de mi tierno tiempo.
XI
Las muñecas planean sobrevivir a la catástrofe, sus prendas
recortadas y remendadas por una madre querida, tienen tributos
guardados, en dobladillos de colores: mapas para llegar a la luna,
alquimias de vidrios antiguos, meriendas de jardín
y otras pócimas necesarias. Las muñecas son así,
inanimadas anfitrionas de un ágape secreto y poderoso.
XII
Mis letras son pequeñas joyas, pululan en mi cuerpo
brillan en la lengua, en la boca crecen
como flor; caricia acuosa, las bendigo.
Oración profana, ese es mi deber
parlar
la fantasía informe y locuaz de mi deseo.
XIII
En la oscuridad
alguien me busca, afuera no hay ley
solo el viento que huye.
XIV
Ciertas tendencias de preservación
adoran la tristeza, se incendian y recuerdan
el súbito secreto que soportamos.
Es así como nos elegimos cada día,
yo estoy en vos, vos estás en mí. Secreto
entre lo áspero y lo dulce
donde, salvajemente, crecemos.
XV
De rabia no moriré, trepada a un árbol de otoño
gritaré fuerte, un aullido sostenido
hasta la próxima estación.
XVI
Soy una niña salvaje, mami
y es lo mejor que pudo sucedernos, el grito
la tormenta en el origen, donde yo misma
me reconozco, buscándote.
XVII
Quisiera escribir una carta y contar las veces que sentí
el abismo entre mis diminutas manos,
lo sacudí y modelé como un bollo blando de plastilina:
tentáculos de mi coraza. Quisiera decir, también, espero que sepan entender
pero su mundo se acabó antes de ser explorado, sólo con
mirar detrás de un vidrio, el empañado figurín de la noche,
logré adivinar sus contingentes redundancias, el aburrido plan
que se reitera y propaga. Escribiré, en mi carta, también,
las breves memorias de mi infancia.
XVIII
Sucede, entonces, que soy una niña
revelando un secreto, una mirada
única y propicia en el horizonte
abismo rezo para despertar
vos en mí, yo en vos, a la hora de la luna
en el cielo de los grillos, yo en vos
para siempre, vos en mí.
Mariana Robles
Estudio abierto de Marisol San Jorge
Córdoba / 2019